La importancia de mantener tu fachada en perfectas condiciones
Determinados elementos de los edificios requieren un cuidado y atención particular. Las fachadas, al igual que las cubiertas, terrazas y balcones son algunos de ellos, ya que al estar situados a la intemperie se desgastan más fácilmente.
Existen varios factores que afectan al exterior de nuestro edificio, como los agentes climatológicos, la contaminación atmosférica o la suciedad, que pueden originar un deterioro considerable si no llevamos a cabo un correcto mantenimiento de la fachada.
¿Cuáles son los desperfectos más comunes en las fachadas?
El desgaste y las múltiples imperfecciones que suelen aparecer en las fachadas pueden llegar a estar estrechamente relacionadas con la habitabilidad del edificio. Desde el surgimiento de goteras y humedades, hasta la pérdida de aislamiento térmico y acústico por la aparición de grietas o, en el caso más extremo, el desprendimiento de partes de la fachada.
Éstos son solo algunos de los efectos negativos de no prestar la debida atención a una parte fundamental del inmueble, y para evitarlos a continuación explicamos los principales consejos para mantener la fachada de un edificio en buen estado.
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8 CONSEJOS PARA EL CORRECTO MANTENIMIENTO DE FACHADAS.
Para conservar en perfecto estado una fachada es necesario tener en cuenta tres aspectos: la limpieza y protección, la revisión de las diversas zonas exteriores del edificio y, por último, la renovación de los materiales deteriorados.
- Labores de limpieza: necesarias para conservar el aspecto impecable de la fachada.
- Contratar una empresa de limpieza profesional: los agentes a los que está constantemente expuesto el edificio como la lluvia, el humo o el polvo poco a poco van estropeando la fachada. Es recomendable realizar una limpieza profunda de la misma dos veces al año, de la mano de profesionales especializados en el mantenimiento de fachadas.
- Prestar especial atención a la humedad: las denominadas manchas por eflorescencia se originan por las incrustaciones de humedad sobre las superficies. Es recomendable estar atento a su aparición para poder evitarla mediante el uso de productos específicos.
- Aplica una capa protectora: después de llevar a cabo una limpieza profesional de la fachada es necesario aplicar una capa protectora. Existen técnicas especialmente diseñadas para cada tipo de fachada.
Abstract architecture and building with window exterior
- Labores de revisión: los componentes que forman parte de las fachadas son los más expuestos al desgaste, por ello requieren de meticulosas labores de revisión para asegurar su correcta conservación y funcionamiento. Éstos son los principales pasos a seguir a la hora de revisar el estado un fachada:
- Revisa elementos externos: los balcones, terrazas, rejas, jardineras, alfeizares y componentes ornamentales también están expuestos a las inclemencias y agentes del exterior. Por ello hay que incluirlos en la etapa de revisión de la fachada.
- Atender a las zonas donde no llega la lluvia: determinados inmuebles, gracias a su diseño, cuentan con algunas zonas resguardadas de los agentes externos (marcos de ventanas o soportes de balcones). No por ello hay que descuidarlas, ya que los residuos de polvo, las salpicaduras de agua o la humedad pueden ir acumulándose y terminar dañando las superficies.
- Tener en cuenta los elementos de jardinería: a la hora de colocar plantas o decoraciones de jardinería hay que tener presente cómo van a interactuar con la fachada. Si no se revisan adecuadamente pueden aparecer manchas o marcas visibles por el roce, humedades, hongos y algas.
- Labores de renovación: si durante las revisiones de mantenimiento de fachadas se detectan elementos desgastados será necesario sustituirlos de inmediato.
- Renovar la pintura: éste suele ser uno de los elementos más degradados por el paso del tiempo, debido principalmente a factores como la humedad o los rayos solares. Se recomienda repintar las fachadas de los edificios cada cierto tiempo, empleando siempre productos específicos y con ayuda profesional.
- Cambiar elementos dañados: juntas desgastadas, mampostería o ladrillos estropeados, grietas y roturas por donde pueden filtrarse aire o agua. Cuando se localizan varios de estos elementos dañados es recomendable plantearse una reforma de la fachada.